GUYMON, Oklahoma – En el departamento de empacado frío de Seaboard Foods, Melissa Bailey preparaba una caja de carne de cerdo cuando perdió el equilibrio. La caja que sostenía se le escapó de las manos. Melissa cayó al suelo. Cuando se levantó, su mano izquierda le punzaba.
Una enfermera le dijo que se trataba de un “dolor de adaptación”, pero Bailey insistió en que ese dolor era diferente al que experimentó en sus primeros meses de trabajo, según dijo. La enfermera le dio un masaje en la mano y la envió de vuelta a su área de trabajo, no obstante, Bailey continuó solicitando ayuda, pero fue rechazada. Por último, avisó al sindicato, éste la ayudó a hacerse una radiografía en una clínica cercana.
El médico determinó que la mano de Bailey tenía un esguince y la envió de nuevo al trabajo con una constancia solicitando un nuevo puesto y menos exigente.
Sin embargo, la administración la reasignó a una tarea más difícil, levantando porciones de carne aún más pesadas a las anteriores, dijo.
En un sector conocido por sus graves lesiones, Seaboard Foods, el segundo productor de carne de cerdo más grande del país parece ser, aparentemente, un lugar de trabajo más seguro que muchos de la competencia. Los datos que tiene que presentar al gobierno federal afirman que sus trabajadores sufrieron menos lesiones en comparación con los de otras compañías.
En los últimos cinco años, la tasa de incidentes de la planta de Guymon -el número de lesiones y enfermedades en la planta dividido por el número de horas trabajadas por todos los empleados- se ha mantenido cerca de 1, según un análisis de Investigate Midwest de los datos que la compañía proporcionó a la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés). Esta cifra está muy por debajo de la media de incidentes del sector en ese periodo de tiempo, que es de aproximadamente 4.
Las plantas empacadoras de carne deben informar a la OSHA de todas las lesiones que requieran un tratamiento más allá de los primeros auxilios, y los lugares de trabajo con mayores índices de lesiones son objeto de un mayor escrutinio por parte de la agencia federal.
Sin embargo, siete extrabajadores y uno actual de Seaboard explicaron a Investigate Midwest que sus lesiones graves -que requerían un tratamiento que iba más allá de la definición de primeros auxilios establecida por la OSHA y que la mayoría de las veces necesitaban radiografías o resonancias magnéticas- fueron tratadas como si fueran rasguños o moretones de poca importancia.
Esta investigación, realizada por Investigate Midwest, descubrió lo siguiente:
- Los empleados de Seaboard Foods con lesiones graves dijeron que sólo se les proporcionó tratamiento de primeros auxilios. A un trabajador le dieron hielo y analgésicos para tratar lo que luego descubrió que era una vértebra fracturada y una contusión en el codo. Tuvo que regresar a la planta de producción.
- Los empleados dijeron que la empresa ignoró las notas de los médicos que solicitaban trabajo con restricciones o tiempo libre, y que se les obligó a trabajar a pesar de las lesiones. Un empleado dijo que no pudo conseguir tiempo libre para recuperarse de un disco inflamado y un esguince muscular a pesar de presentar una constancia médica.
- Las agresivas pruebas para detectar el consumo de drogas en la enfermería disuadían a los empleados de buscar ayuda cuando tenían dolor, según un trabajador que consumía marihuana después del trabajo para hacer frente a las exigencias físicas del mismo. La compañía confirmó que las pruebas de detección de drogas a menudo pueden realizarse antes del tratamiento.
- El número de lesiones reportadas en Seaboard Foods se incrementó a partir del 2019 al 2020 cuando la empresa elevó su velocidad de producción. Por su parte, el sindicato sospecha que las cifras de lesiones presentadas por la compañía a las autoridades federales son inferiores a la realidad. “Todas las lesiones o enfermedades que cumplen con la definición de un registro de OSHA se han contabilizado correctamente”, dijo un vocero de la compañía.
- Las políticas de Seaboard incentivaban a los supervisores a mantener a los empleados de menor rango en el trabajo a pesar del dolor o las lesiones, según una ex supervisora. Si los empleados abandonan el trabajo debido a una lesión, es posible que no sean reemplazados, lo que dificulta las labores de los trabajadores y de los supervisores que quedan a cargo. Una baja tasa de retención también puede poner en peligro el puesto de un supervisor, dijo la ex supervisora.
La “indiferencia de Seaboard por el bienestar de sus trabajadores es completamente adversa y sumamente desconectada de la realidad de los empleados en esta planta”, dijo Martin Rosas, el presidente del UFCW Local 2, el sindicato que representa a los trabajadores de Seaboard.
Seaboard Foods no facilitó ni que la administración de la planta, ni los ejecutivos de la compañía fueran entrevistados, a pesar de varias solicitudes de Investigate Midwest. A cambio, un vocero respondió por correo electrónico y negó algunas de las acusaciones de ex empleados.
“La seguridad de nuestros empleados es siempre nuestra máxima prioridad, y este es el principio rector de cualquier decisión que tomamos como empresa o programa que implementamos”, dijo el vocero de Seaboard Foods, David Eaheart, en el correo electrónico. “Con ese fin, modificamos continuamente nuestros procesos y equipos, creamos puestos adicionales cuando es necesario y proveemos entrenamiento continuo para ayudar a asegurar que la asignación de trabajo de cada empleado sea manejable y segura.”
Eaheart dijo que los empleados de Seaboard tienen derecho a rechazar las reasignaciones laborales. Pero Rosas dijo que a los trabajadores como Bailey rara vez se les da una opción en su asignación a un nuevo puesto, y los trabajadores entrevistados por Investigate Midwest dijeron que sentían que no tenían otra opción.
(Lea la declaración completa de Seaboard aquí.)
La planta es propiedad de Seaboard Corporation, una compañía que figura en la lista Fortune 500 y que tiene inversiones internacionales en alimentos, energía y transporte. Es propietaria de Butterball, que produce el elemento básico y más importante para la cena de Acción de Gracias, y mantiene una estrecha colaboración comercial con Triumph Foods, otra gran planta empacadora de carne. Seaboard vende carne de cerdo a través de las marcas Prairie Fresh y Daily’s Premium Meats.
Situada en la remota región del Panhandle de Oklahoma, Guymon tiene unos 11 mil habitantes. Cuando Seaboard Foods abrió sus puertas en 1995, transformó la pequeña ciudad ganadera en un centro de procesamiento de carne de cerdo, contratando a miles de trabajadores inmigrantes para dicha instalación. En la actualidad, la planta emplea a más de 2,500 personas.
Más de un tercio de los residentes de Guymon es de origen extranjero y casi el 60% de la población es hispana.
Recientemente, en un día de agosto, un flujo interminable de remolques de aluminio para ganado pasaba por las paradas de camiones, iglesias y restaurantes mexicanos que bordean las calles principales de la ciudad. Una valla publicitaria a tres kilómetros de Seaboard Foods anunciaba en idioma inglés y en español, las ofertas de empleo en una planta de JBS en Iowa.
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madison.mcvan@investigatemidwest.org o envíenos un correo electrónico confidencial a MidwestCenter@protonmail.com.
Al igual que muchas ciudades donde predominan las empresas empacadoras de carne, la pandemia afectó duramente a Guymon. Más del 40% de la mano de obra de la planta dio positivo al virus, y varios murieron.
Pero, otra señal para el sindicato de que la planta resta importancia a las lesiones y enfermedades en el lugar de trabajo, Seaboard Foods sólo informó de algunas “afecciones respiratorias” a las autoridades federales en el 2020, lo que provocó una denuncia del sindicato de trabajadores.
El dolor de los trabajadores constantemente es ignorado
Kristen Kinsella, de 20 años, empezó a trabajar en la planta de Seaboard Foods justo después de la escuela secundaria. Comenzó a recortar carne en mayo de 2019, pero rápidamente fue ascendida a supervisora, donde era responsable de asegurarse de que su sección de la línea alcanzara las metas de producción, y luego pasó a ser gerente.
A medida que ascendía en el escalafón, sintió frustración debido al trato que recibían los trabajadores -incluida ella misma- y se convirtió en delegada del sindicato UFCW Local 2.
Como delegada sindical, acompañó a los empleados a sus reuniones con el departamento de recursos humanos para dar testimonio, informar a los trabajadores de sus derechos y supervisar las acciones de la compañía.
En esas reuniones, observó que algunos empleados de recursos humanos atribuían las lesiones al “dolor de adaptación” o negaban que sus lesiones se hubieran producido en el trabajo, señaló.
Dado que los trabajos de empacado de carne son tan exigentes desde el punto de vista físico, la mayoría de los recién llegados pasan por un periodo de dolor muscular para adaptarse al agotador trabajo. Pero incluso después de que el dolor inicial desaparece, algunos miembros del personal de enfermería diagnostican erróneamente las lesiones como dolor de adaptación, dijo Kinsella. Añadió que algunas enfermeras no aceptaban las constancias de médicos externos ni concedían tiempo libre.
La situación obligó a los trabajadores lesionados a elegir entre aguantar el dolor o solicitar el despido, lo que supone un “punto” añadido al expediente del empleado. Cuando un miembro del sindicato alcanza los 12 puntos, puede ser despedido.
Eaheart dijo en un comunicado que “el sistema de puntos no es una herramienta disciplinaria y no afecta negativamente a un empleado por llegar tarde a un descanso o reportar una lesión más de 24 horas después de que ocurrió”. Él dijo que los empleados que hayan recibido atención médica por una lesión o enfermedad relacionada con el trabajo “no recibirán puntos de asistencia por las ausencias relacionadas con esa lesión o enfermedad”.
Para recibir una baja médica y evitar la acumulación de puntos, el empleado recibe un formulario del personal de enfermería, debe hacer que su médico lo complete y luego devolverlo al personal médico de la planta. Si a un empleado se le asignan restricciones sobre el trabajo que puede realizar, éste tiene derecho a aceptar o rechazar la asignación de trabajo alternativo, aseguró Eaheart.
“Seaboard Foods nunca despide a un empleado porque esté en servicio restringido y siempre encontrará una posibilidad para que éste trabaje en una nueva función que se ajuste de conformidad con sus restricciones si así lo decide”, dijo.
Seaboard Foods también cuenta con un programa de “Intensificación del Trabajo” que somete a los nuevos empleados a un aumento gradual de su carga de trabajo a lo largo de cuatro a seis semanas hasta que alcanzan su plena capacidad. Tres exempleados y un empleado actual entrevistados por Investigate Midwest dijeron que se les pidió que hicieran una carga de trabajo completa antes de terminar dicho programa.
“Se trata de sacar el producto y de la rapidez con la que lo hagamos”, dijo David Klein, de 30 años, quien trabajó en la planta hasta diciembre de 2019.
Cuando Klein sintió que algo se le “desprendía” de la espalda mientras movía secciones de 40 libras de costillas de cerdo de una banda a otra, avisó a su supervisor, quien le dijo que fuera a la enfermería durante su descanso. Klein aguantó el dolor hasta su hora de descanso y luego fue a la enfermería, donde le dieron hielo y analgésicos.
Pero el descanso sólo duraba 15 minutos, y Klein tardó varios minutos en llegar desde su ubicación hasta el de la enfermera. Llegó tarde al volver y su supervisor lo reprendió cuando se reincorporó a la línea, dijo Klein.
Klein acudió al médico después del trabajo y le diagnosticaron una inflamación de disco y una distensión muscular. El médico le indicó una semana de reposo, pero la compañía no le concedió el tiempo libre, dijo Klein. Por el contrario, tuvo que llamar cada día durante una semana, obteniendo así un punto cada vez.
Cuando regresó al trabajo, sólo le faltaban dos puntos para ser despedido.
(La empresa no respondió directamente a la experiencia de Klein).
La velocidad en las líneas contribuye a las lesiones de los trabajadores
En 2019, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos puso en marcha una regulación que eliminaba los límites de velocidad de las líneas de producción de carne de cerdo siempre y cuando las instalaciones cumplieran con las normas de seguridad alimentaria.
En ese momento, Francisco Reyes trabajaba en el área de control de calidad. Apretujado en el pequeño espacio entre una mesa y una banda transportadora, Reyes inspeccionaba visualmente cada lomo de cerdo que pasaba frente a él. Cuando detectaba algún defecto, giraba su cuerpo 180 grados para arrojar los trozos de carne -algunos de ellos de más de 9 kilos- a la mesa que tenía detrás.
Tras 10 años de trabajo en plantas empacadoras de carne y 11 meses en Seaboard, hacía tiempo que había superado el dolor de adaptación al que se enfrentan los empleados en sus primeras semanas de trabajo. Pero a medida que aumentaba la velocidad de la línea de producción, le resultaba difícil seguir el ritmo y desarrolló un dolor crónico en la espalda, por lo que pidió ser trasladado a un lugar con menos esfuerzo físico, dijo.
En lugar de eso, le enviaron a la línea de productos de picnic, conocida dentro de la planta por el desgaste físico que causa trabajar ahí, dijo Reyes. En esta línea, se dedicaba a colocar las chuletas de cerdo continuamente de una banda transportadora a otra más elevada.
“Tenemos que colocar esas piezas en la rampa sin parar”, dijo Reyes. “Sin parar. Los brazos, empezaron a perder fuerza. Y fue entonces cuando oí un chasquido en el codo”.
Visitó a una enfermera y le dieron hielo y analgésicos, y luego regresó a la línea de picnic.
Más tarde, una resonancia magnética (MRI) y una radiografía mostraron que tenía una fractura en las vértebras y una contusión en el codo, dijo Reyes. Llevó al trabajo una constancia del médico en la que pedía que se restringieran los movimientos que podía realizar mientras recibía tratamiento.
Reyes cuenta que un representante de recursos humanos le dijo que la compañía no se adaptaría a sus restricciones, y que aún le faltaba un mes para poder acogerse a la licencia médica y familiar exigida por el gobierno federal, que proporciona hasta 12 semanas de ausencia con protección laboral. Se enfrentaba a una difícil decisión: quedarse en casa sin sueldo o trabajar para superar el dolor. Necesitaba el dinero, así que llamó al médico y pidió que le quitaran las restricciones, dijo.
Al día siguiente, estaba de vuelta en la línea de productos de picnic, tirando trozos de carne en la banda inclinada. Lo despidieron en junio de 2020, después de faltar demasiados días al trabajo debido al dolor.
Reyes solicitó una indemnización laboral y el caso sigue pendiente. Necesita una intervención quirúrgica en la columna vertebral, dijo, pero no puede costearla.
“Recibiré el tratamiento que merezco”, dijo Reyes. “Eso es todo lo que busco ahora”.
Otros cuatro empleados actuales y anteriores que se lesionaron en Seaboard dijeron a Investigate Midwest que el ritmo de trabajo contribuyó a sus lesiones.
United Food and Commercial Workers y tres sedes locales -incluido el Local 2, que representa a los empleados de Seaboard en Guymon- demandaron al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), en el 2019 en un intento de restablecer los límites anteriores sobre la velocidad de las líneas de producción.
Un juez federal se puso de acuerdo con el sindicato de trabajadores y restableció los límites de velocidad en marzo, otorgando a las plantas de carne de cerdo un plazo de 90 días para cumplir con el cambio.
El fallo del juez citaba un informe del 2016 de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de los Estados Unidos en el que se constataba que “la velocidad de la línea -junto con la actividad de las manos, los esfuerzos enérgicos, las posturas incómodas, las temperaturas frías y otros factores como la participación y el patrón de rotación- afecta al riesgo tanto de trastornos musculo-esqueléticos, así como de lesiones entre los trabajadores”.
Seaboard Foods, que ya ha invertido 82 millones de dólares para incrementar el ritmo de los mataderos de animales de corral en Guymon, solicitó al juez, en abril, que concediera a la empresa 10.5 meses para cumplir con los límites restablecidos. El juez denegó esa moción en mayo.
Eaheart no abordó directamente las velocidades de línea en la respuesta de la compañía a las preguntas.
Sindicatos advierten de posibilidad de lesiones no denunciadas
Kinsella, ex gerente y delegada sindical, dijo que, en su opinión, la dirección de la planta haría todo lo posible por evitar el pago de indemnizaciones a los trabajadores o llamar la atención de la OSHA.
Las políticas de Seaboard Foods exigen que los empleados informen inmediatamente de cualquier lesión a su supervisor. Seguidamente, el supervisor debe acompañar al empleado al área de trabajo para su tratamiento y evaluación, dijo Eaheart.
La OSHA exige a las empresas que documenten e informen de todas las lesiones y enfermedades que den lugar a un tratamiento médico que exceda los primeros auxilios, a días de baja laboral, a trabajo restringido o traslado a otro puesto de trabajo.
La OSHA no exige que se registren todas las lesiones. Si el personal de enfermería sólo administra un “tratamiento de primeros auxilios”, como vendas, hielo o analgésicos sin receta, la empresa no tiene que informar de la lesión a las autoridades federales.
Kinsella señaló que, si un empleado esperaba más de 24 horas después del momento de la lesión para informar a su supervisor, la dirección de la planta dejaría de considerarla “relacionada con el trabajo” porque el empleado no tiene pruebas de que la lesión se produjo en el trabajo y no en su tiempo libre.
Eaheart dijo, “no hay un marco de tiempo para cuando se requiera que los empleados reporten lesiones para recibir atención”.
Algunas personas no saben que están lesionadas hasta días después de que comienza el dolor, dijo Kinsella, porque los trabajadores pueden asumir que el dolor es rutinario antes de darse cuenta de que algo está mal cuando éste no desaparece.
También explicó que, incluso si un empleado informaba de una lesión a su supervisor en el plazo de 24 horas, éstos no siempre documentaban el informe. Kinsella afirmó que vio cómo algunos empleados fueron sancionados porque sus supervisores no completaron su parte del informe de lesiones y posteriormente culparon de la falta de documentación al trabajador.
Los supervisores eran incentivados a no informar de las lesiones porque, si un empleado era trasladado fuera de su área debido a un dolor o una lesión, la tasa de retención de empleados del supervisor bajaba, dijo Kinsella.
“No les interesaba hacerlo”, dijo. “Si tu tasa de retención es pésima, no te van a dar una nueva contratación (un empleado nuevo), así que te quedas con menos gente. Por tanto, tienes que intentar mantener lo que tienes”.
Dijo que esto también era aplicable a los problemas de conducta.
“En algunas áreas, se quedarán con quien sea, sin importar cómo se estén tratando entre ellos”, dijo Kinsella.
Los agresivos controles de drogas en la enfermería también disuadían a los trabajadores de denunciar las lesiones.
Un empleado actual, de 20 años y quien desea permanecer en el anonimato para proteger su puesto de trabajo dijo que ha evitado la enfermería por este motivo. No puede cerrar las manos porque las tiene constantemente inflamadas por el uso de ganchos metálicos y cuchillos. El dolor no le permite dormir por la noche, y la marihuana le ayuda a conciliar el sueño. Toma 10 ibuprofenos antes de ir a trabajar para evitar tener que ir con la enfermera, dice.
Eaheart, vocero de la compañía, dijo que las pruebas de drogas se utilizan en casos de lesiones graves.
“En algunos casos, cuando se informa una lesión o enfermedad importante, Seaboard Foods puede realizar una prueba de drogas para ayudar a determinar la causa de la lesión o enfermedad, especialmente para trabajos sensibles a la seguridad”, dijo. “Si un empleado se presenta a la estación de primeros auxilios para necesidades menores de primeros auxilios, como una curita o ibuprofeno, no se le someterá a una prueba de detección de drogas”.
Cuando la pandemia de coronavirus afectó a la planta de Guymon, más de 1,000 empleados se enfermaron y seis murieron, según informó la compañía. Pero, de acuerdo con los documentos de la OSHA, Seaboard sólo informó de 3 enfermedades respiratorias en el 2020.
El sindicato de trabajadores presentó en abril una denuncia ante la OSHA contra la compañía por no informar de todas las enfermedades y por no aplicar medidas de mitigación del coronavirus, como el distanciamiento social.
Ahora, Rosas, el presidente del sindicato local, sospecha que se está produciendo la misma falta de informes sobre las lesiones.
Eaheart dijo que Seaboard Foods reportó alrededor de 20 lesiones a OSHA en 2019 y alrededor de 30 en 2020.
Las demandas de compensación de los trabajadores representan por sí solas 18 lesiones en el 2019 y 13 en el 2020.
“Creo, en mi opinión, que Seaboard no está actuando de forma muy diferente a lo que hizo con la pandemia del COVID”, dijo Rosas. “Están subregistrando que la gente va a la enfermería”.
Las visitas a la enfermería no tienen que ser reportadas a menos que la lesión requiera atención más allá de los primeros auxilios.
“Se han contabilizado todas las lesiones o enfermedades que se ajustan a la definición de OSHA”, dijo Eaheart.
La ‘problemática’
Bailey, la trabajadora de empaquetado que se torció la mano, dijo que dejó Seaboard Foods para siempre en diciembre, después de recibir una sanción por sumergir sus manos en un balde de agua caliente, algo que ella y los demás trabajadores de la línea hacían regularmente para calentarse las manos en la sala fría y aliviar su dolor.
Pero la planta le dejó algo más que un dolor físico. Desde Jamaica, dijo que se enfrentó al racismo y a los ataques personales de sus compañeros y supervisores.
En una ocasión, un trabajador de la cafetería la acusó de robar porque había llevado un yogur de su casa y recursos humanos la amenazó con prohibirle la entrada a la cafetería. Cuando tiró una careta agrietada y pidió una nueva en el área de EPI (Equipo de Protección Individual), la encargada se negó a entregarle una nueva y le dijo que sacara la usada de la basura.
Cuando resbaló y se cayó por segunda vez, un supervisor la llamó “problemática” y otro gerente insinuó que ella era analfabeta, dijo Bailey.
Eaheart dijo que la planta tiene una “política de tolerancia cero para la discriminación o el acoso en el lugar de trabajo y todos los empleados tienen derecho a ser tratados con justicia, respeto y dignidad”. Los empleados pueden reportar incidentes de discriminación a los supervisores para que la empresa pueda tomar “acciones correctivas”, dijo.
Bailey no puede hablar de su paso por la planta sin ponerse a llorar.
“No tiene sentido cómo tratan a la gente”, dijo. “Me entristece”.
Traducido por Beatriz Oliva
Lead photo: Kristen Kinsella with the city sign in Guymon OK behind her on Sunday, May 16, 2021. photo for Investigate Midwest