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Desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la tarde, en su mayoría, días de verano, este hombre batallaba con el “monstruo verde”.

En el calor y la humedad de Carolina del Norte, él y sus compañeros de trabajo del programa H-2A, arrancaban enormes hojas de plantas de tabaco, similar a su estatura, y las depositaban en la cama de un camión. Los trabajadores se arriesgaban a absorber la nicotina de las hojas en su piel, lo que implicaba innumerables problemas de salud.

“Me ha tocado tener compañeros que han sufrido lo que es la enfermedad del tabaco. A muchos les da alergia el tabaco, a otros les provoca insomnio, vómito, muchos se deshidratan,” comentó el trabajador mexicano, quien pidió permanecer en el anonimato pues desea seguir siendo contratado bajo el programa de visas. “Hay muchos que llegan al grado que tienen que intervenirlos en la clínica para ponerles suero para hidratarlos.”

En los últimos años, cada vez son más las personas expuestas al “monstruo verde”. El número total de empleos para trabajadores inmigrantes que el gobierno federal certificó en los últimos cinco años casi se duplicó, pasando de unos 140 mil en el 2015 a 275 mil en el 2020. Muchos se dirigieron a los campos de tabaco de Carolina del Norte, según datos del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos.

“Me ha tocado ver muchas cosas que pasan en este trabajo,” dijo el trabajador refiriéndose a sus tres años en los campos de tabaco en Carolina del Norte. Además de la nicotina, los pesticidas rociados en las plantas también representan riesgos para la salud. “El tabaco es un trabajo que requiere mucho químico. … Entonces, todos esos químicos a veces la piel los absorbe, son un poco dañinos.”

Carolina del Norte es uno de los cinco principales estados que emplean trabajadores con visa H-2A en el país. En el 2015, el número de trabajadores agrícolas que principalmente recogían tabaco representaba el 21% de todos los puestos que ocupaban los inmigrantes en dicho estado. En el 2019, el último año disponible, la cifra era del 48%.

Un trabajador migrante en una unidad de vivienda en un campo de trabajo en el condado de Nash, Carolina del Norte, en agosto de 2009. Foto proporcionada por el Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas de Vivienda para Migrantes.

A pesar de que el consumo de tabaco está disminuyendo, en Carolina del Norte se cultiva un mayor volumen de tabaco que en cualquier otro estado. Después del Acuerdo de 1998 con las compañías tabacaleras, la industria del estado se consolidó, con menos plantaciones, pero más grandes, como señala el Charlotte Observer. Se necesitaron más trabajadores agrícolas para mantener el ritmo de producción.

El trabajador con visa H-2A de México ha realizado diferentes cultivos, pero el tabaco es su propia amenaza, dijo.

“Me envenené con el tabaco” es una frase común entre los trabajadores agrícolas para describir la intoxicación por nicotina que puede causar el trabajo en los campos, dijo.

Graham Boyd, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Cultivadores de Tabaco de Carolina del Norte, describió la enfermedad como imprevisible porque afecta a las personas de forma diferente. Dijo que es similar al agotamiento por el calor.

“Puede que lo sientas hoy (malestares), se manifieste hasta dentro de una semana, que no lo sientas nunca más, o también, que se manifieste varias veces seguidas”, dijo. “Tiene tanto que ver con la temperatura ambiente y la deshidratación como con cualquier otra cosa. Puede afectarte, pero hay gente a la que no le perjudica”.

El país que acapara gran parte de la industria tabaquera de Carolina del Norte es China, dijo. Durante la pandemia del COVID-19, este país dejó de comprar tabaco, pero su regreso al mercado supondrá un aumento de aproximadamente el 30% del volumen de producción este año, dijo Boyd.

A medida que el estado se prepara para un aumento de la demanda, se espera que más trabajadores con visas H-2A se incorporen a las plantaciones de tabaco en Carolina del Norte, dijo.

Es una situación “muy preocupante” para Baldemar Velásquez, cofundador y presidente del Comité Organizador del Trabajo Agrícola. A diferencia de muchos trabajadores del programa H-2A en todo el país, un gran número de inmigrantes visados en Carolina del Norte tienen protección sindical a través de esta organización.

El programa H-2A tiene problemas de explotación y abuso que han sido bien documentados. Muchos trabajadores con visa H-2A son empleados a través de contratistas de mano de obra, que patrocinan los visados y luego venden -esa mano de obra- a las empresas agrícolas. Como el tiempo de permanencia de los trabajadores en el país depende de un solo empleador, los trabajadores no tienen muchos incentivos para denunciar los problemas. Perder su visa significa perder su medio de subsistencia.


Contribuya a nuestra denuncia. ¿Es usted un trabajador del programa H-2A que ha sufrido abusos? ¿Tiene información sobre cómo los estados o el gobierno federal manejan las quejas de los trabajadores H-2A? Nos encantaría conversar con usted. Póngase en contacto con nosotros de forma segura a través de este correo electrónico: MidwestCenter@protonmail.com


FLOC (Comité Organizador del Trabajo Agrícola -por sus siglas en inglés-), ha defendido la protección de los trabajadores mediante la presentación de demandas, pero hace varios años, el estado le quitó una forma de recaudar fondos: Una ley de 2017 prohibió a los agricultores deducir voluntariamente las cuotas sindicales de los cheques de los trabajadores. Uno de los principales patrocinadores, es el senador Brent Jackson, quien es dueño de una empresa agrícola en la que se han documentado dos violaciones de la ley H-2A. (El senador Jackson no respondió a varias solicitudes para emitir sus comentarios).

José Luis, del estado mexicano de Tamaulipas, que ha sido un trabajador H-2A y miembro del sindicato durante más de 15 años y estuvo en un boicot de los productos Reynolds American VUSE en una tienda de conveniencia en Raleigh NC el 20 de septiembre de 2018. Foto proporcionada por Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas.

Si surge un problema, los trabajadores pueden denunciarlo antes las autoridades, dijo Lee Wicker, subdirector de la Asociación de Cultivadores de Carolina del Norte, uno de los principales empleadores del programa H-2A. El gobierno proporciona una ” gran supervisión” al programa H-2A, y eso significa que muchos trabajadores no tienen miedo de presentar una queja, dijo.

“No se trata de que los trabajadores y los agricultores se escabullan escondiéndose del gobierno”, dijo. “¿Es posible que algunos trabajadores del programa H-2A tengan miedo? Sí, es posible. ¿Es algo generalizado? No lo creo”.

A los obreros, el dinero les hace volver año tras año. Después de trabajar en Carolina del Norte durante tres años, el trabajador con visa H-2A consiguió este año un empleo en una plantación de chiles en Nuevo México. A finales de junio, fue despedido – injustamente, en su opinión – y regresó a México.

“Ahora pues ya perdí la temporada, no sé qué voy a hacer, no sé que va a pasar,” dijo. “Mi familia depende del trabajo que hago. … En México desgraciadamente no hay un empleo que me sustente como el trabajo que voy a hacer allá (en Estados Unidos).”

Problemas de salud y violaciones de los derechos humanos

Para contrarrestar al ” monstruo verde”, los trabajadores crearon remedios caseros.

Bebían leche o jugo de limón para limpiarse la boca del sabor agrio de trabajar cerca de la planta, dijo una trabajadora agrícola migrante de Guatemala. Pidió el anonimato debido a que está indocumentada.

Tras más de una década trabajando en los campos de tabaco en Carolina del Norte, experimenta dolores de cabeza y problemas pulmonares.

Las condiciones de los cultivos contribuyen a que una persona experimente una reacción a las plantas de tabaco.

Un trabajador en un campo de tabaco de Carolina del Norte en 2020. Foto proporcionada por un trabajador anónimo.

Bajo el sol ardiente y hasta 12 horas al día, los trabajadores debían llevar sus propios baldes llenos de agua y hielo, y debían tener cuidado de no provocar un shock en sus cuerpos sobrecalentados bebiendo agua fría demasiado rápido, dijo. La deshidratación, unida al envenenamiento por nicotina y a la exposición a los productos químicos utilizados en las plantas, podía ser fatal, dijo.

El trabajador del programa H-2A dijo que no se proporcionaban mascarillas durante la recolección para evitar la inhalación de pesticidas, y que los trabajadores eran responsables de llevar sus propios guantes. Cuando las plantas de tabaco estaban especialmente húmedas después de la lluvia -el aumento de la humedad puede hacer que la piel absorba más nicotina-, los trabajadores utilizaban bolsas de basura para cubrirse el cuerpo.

Más allá de los problemas de salud, los dos trabajadores entrevistados dijeron que se enfrentaron con abusos y también fueron testigos de ellos.

“(Había) mucho acoso sexual, pienso que eso fue el mayor maltrato,” dijo la trabajadora de Guatemala. Principalmente, ocurría por parte de los empleadores, el contratista y los motoristas, “aprovechaban porque ellos tenían que llevar a las personas y regresarlas a su casa.”

La industria sostiene que el programa es “caro”

Para el sector, depender de la mano de obra del programa H-2A es un arma de doble filo.

"A los cultivadores", dijo Wicker, de la NCGA, "les gusta porque saben que van a tener mano de obra en la plantación, y a la vez no les gusta porque es muy caro".

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Bajo el programa H-2A, los empleadores deben proporcionar alojamiento y transporte hacia los campos. Wicker dijo que esto aumenta los costos para los cultivadores que preferirían contratar mano de obra nacional.

"No hay preferencia por los trabajadores extranjeros", dijo. "No son sólo los agricultores los que tienen dificultades para contratar trabajadores nacionales. Nuestros empleadores preferirían contratar trabajadores nacionales si estuvieran disponibles."

La NCGA ha sido el mayor empleador del programa H-2A en el país durante más de una década, según el Departamento de Trabajo. En el año 2020, empleó a 10,650 trabajadores de la categoría H-2A, es decir, el 3.9% de todos los puestos de trabajo en los Estados Unidos. La asociación proporciona mano de obra alrededor del 50% de las plantaciones en Carolina del Norte, dijo Wicker.

El sindicato señala que el proceso de denuncia no funciona

Los trabajadores pueden quejarse ante el Departamento de Trabajo de Carolina del Norte si tienen un problema con la vivienda. Las quejas sobre infracciones salariales pasan a la División de Salarios y Horas del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos.

Sin embargo, el "engorroso" proceso desanima a los trabajadores a presentar sus quejas, dijo Velásquez, de FLOC. Las investigaciones se desarrollan con demasiada lentitud para los trabajadores temporales, que a menudo se trasladan a otro estado o regresan a su país de origen. Y el anonimato, que podría proteger a los que se quejan, es casi imposible en equipos de 10 a 50 personas, dijo. (Un portavoz del Departamento de Trabajo dijo que las identidades de los trabajadores denunciantes se mantienen en estricta confidencialidad).

Aunque existen regulaciones federales por discriminación de los trabajadores que se quejan de los salarios robados, Velásquez dijo que las reglas no funcionan en la práctica porque el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos no puede mantenerse en contacto con los trabajadores durante todo el año para dar seguimiento a los casos.

Rick Blaylock, director de Distrito de la División de Salarios y Horas del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos en Raleigh, Carolina del Norte, dijo que su oficina conformada por 18 inspectores recibe numerosas quejas -no sólo de trabajadores de la categoría H-2A- y tiene que dar prioridad a las que suponen un peligro inminente.

Una manifestación de los miembros del Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas frente a una reunión de accionistas de Reynolds American en mayo de 2011. Foto proporcionada por el Comité Organizador de Trabajadores Agrícolas.

Dependiendo de la gravedad de las infracciones, un inspector puede llegar a una plantación desde uno o dos días hasta un par de semanas. Pero, si un trabajador se queja durante la última semana de la temporada de cosecha, su división puede no ser capaz de llevar a cabo una "investigación efectiva" porque los trabajadores pueden haber sido reubicados, dijo.

Sin embargo, dijo, las quejas se archivan y se investigarán si surgen infracciones similares para el mismo empresario al año siguiente.

Jennifer Haigwood, vocera del Departamento de Trabajo de Carolina del Norte, dijo que los seis inspectores de la agencia atienden "todas las quejas válidas" en relación con la vivienda.

"Durante las investigaciones", dijo, "los empleados reciben la información del inspector en caso de que quieran ponerse en contacto con él después de la inspección efectuada en el lugar".

A pesar de ello, para Velásquez, el sistema no es eficaz.

"Es un chiste, porque ningún trabajador en su sano juicio se va a quejar", dijo.

Ignacio Calderón contribuyó a este artículo.

Traducido por Beatriz Oliva

Foto principal: ROSEWOOD, CAROLINA DEL NORTE Francisco Matute, un trabajador agrícola de Honduras, recorta la parte superior de las plantas de tabaco para que las hojas crezcan más. Los trabajadores de los campos de tabaco obtienen el jugo de la planta en sus manos y brazos y absorben la nicotina de ella, pero el ranchero los desalienta de usar guantes, diciendo que les haría dañar las plantas. Hace mucho calor bajo el sol, unos 102 grados. Copyright David Bacon.

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